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HABILITAR TRAMOS DE PLAYA PARA SUELTA DE PERROS EN HORARIOS

02/05/2025  •  Poblats Marítims  •  CIUDADANÍA

Código propuesta de inversión: 6957

Perro en la orilla
Perro en la orilla

Habilitar tramos de las playas de Valencia  (Malvarosa, Cabañal y Las Arenas) para suelta de perros en horarios restringidos por la mañana y noche (por ejemplo de 20:00 a 9:00 de la mañana) donde los dueños de los perros puedan pasear a sus perros siempre controlados.

Ciudades como San Sebastián, Madrid, Barcelona, Bilbao, Vitoria o Zaragoza han regulado en sus ordenanzas municipales la posibilidad de que los perros estén sueltos en determinados parques y playas durante horarios específicos. Dependiendo del lugar, estos horarios suelen ser de 6 a 9 y de 19 a 21 (con algunas excepciones lógicas en verano), siempre bajo normas básicas: animales identificados, vacunados, no catalogados como peligrosos y supervisados en todo momento por sus responsables. No se trata de permitir la suelta indiscriminada, sino de una convivencia responsable.

Valencia, en cambio, parece incapaz de permitir que, durante solo unas pocas horas al día, en algunos de sus muchos parques o en pequeños tramos de sus decenas de kilómetros de costa, los perros puedan disfrutar en libertad de los espacios públicos. En este caso, en las playas de Valencia.

Es especialmente llamativo que exista una Concejalía de Bienestar Animal que no tome ejemplo de estas ciudades. Lanzan campañas bajo lemas como “Adopta felicidad, cámbiame la vida”, pero lo que estos animales reciben es tristeza y una vida de encierro constante: atados o relegados a recintos de socialización canina que, en muchos casos, están mal cuidados, con tierra, polvo y hoyos sin reparar.

No pedimos que se habilite la peor playa, la más alejada o sin arena. ¿Por qué no seguir el ejemplo de la admirada playa de La Concha, en San Sebastián, o del Parque de El Retiro, en Madrid?

Es cierto que puede haber inconvenientes al principio, pero nada que otras ciudades no hayan enfrentado y resuelto. La convivencia, cuando hay voluntad, se regula sola. Incluso nuestros jardineros y cuidadores de playas tendrían un bonito reto: adecuar espacios que hoy están infrautilizados, tal como se hace en otras ciudades cuando se celebran eventos o juegan nuestros niños o adultos que también impactan momentáneamente jardines o zonas naturales.

Para muchos ciudadanos sin perro, compartir el paseo con animales podría ser incluso enriquecedor. Para quienes no los toleran, seguirían existiendo cientos de kilómetros de jardines y playas libres de perros, además de la mayor parte del horario diario reservado exclusivamente para ellos: para pasear, jugar al fútbol, bailar, correr, hacer gimnasia, tirar petardos o leer sin la presencia de canes sueltos.

En definitiva, se trata de buscar el bien común y la felicidad tanto de los humanos como de nuestros animales con acciones pequeñas, sencillas y ya exitosas en muchas otras ciudades.

En este caso, hagamos que nuestras mascotas puedan disfrutrar de nuestras playas con condiciones. Nada nuevo, como en el resto de ciudades que lo hacen con éxito.

 

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