Código propuesta de inversión: 8801
La cantidad de excrementos, orines y desperdicios que asoman en nuestras calles es impropio de una ciudad turística a nuestra nivel.
Siento pena y vergüenza ante tanto dueño incivico de mascota que abandona los restos de sus excrementos en mitad de la acera, más existiendo parques con zonas habilitadas. También me causa repugnancia la mala educación de muchos nuevos conciudadanos que arrojan chicles, restos de comida y envoltorios a la calle sin ningún miramiento.
En cualquier ciudad europea esto no ocurre. Somos tercermundistas. Nuestras calles se han convertido en un vertedero, tal cual un país subdesarrollado.
El nauseabundo aspecto y olor de Valencia clama a gritos agentes vigilantes que velen por concienciar a los salvajes que nuestras calles deben ser cuidadas, sea con multas, sea con puestos permanentes de concienciación activa.